jueves, 25 de abril de 2013

Hagamos cuentas: la Universidad genera plusvalor




Aunque las Universidades fueron creadas hace no más de mil años, la incidencia y el impacto generado por la fuerza de la enseñanza de las ciencias y la investigación , han contribuido enormemente al desarrollo y crecimiento de las sociedades y las economías.
Esto no hubiera sido posible sin embargo, a no ser por el estimulo recibido en algunos casos por las donaciones de fortunas personales y fundaciones, las corporaciones y por supuesto del Estado. Estudios recientes demuestran la contribución que tales Universidades aportan a la sociedad, especialmente a los grupos mas vulnerables de países en desarrollo.
No obstante, el rol de las Universidades públicas en Latino América ha sido mermado por los recortes de los presupuestos del Estado a partir de la crisis de la deuda externa, comúnmente conocida como década perdida de los 80´s. Se estima que dichas transferencias descendieron entre un 25 hasta un 40%, con un efecto directo en la calidad académica superior.
Gracias a nuestra Universidad pública, estudiantes de escasos recursos han logrado coronar sus estudios e incorporarse exitosamente a nuestro mercado laboral, sea como dependientes o por cuenta propia, lo que a la larga genera ha transferido  plusvalor al Producto interno bruto. Además, cada profesional por cuenta propia genera a la vez uno o más empleos que contribuyen mediante sus sueldos al sostén de cada familia en términos de educación, que también añaden valor mediante un efecto multiplicador importante en diferentes esferas de la economía y la sociedad. El cambio de status económico de nuestros profesionales egresados aunque ha conducido a un cambio de conciencia, constituye otro impacto, que de forma directa añade escalafón social y económico. Una proporción alta de empleados del Estado y del sector empresarial aun esta dominado por profesionales de nuestra Universidad.
La expansión del Alma Mater en su afán de elevar la cobertura y llegar a cada rincón del país tal y cual es su misión requiere lógicamente de un presupuesto adecuado a dicha expansión, especialmente en un modelo de capital en que predomina el dinero como factor determinante para la realización de nuevos proyectos y programas, la ampliación de aulas, docentes y centros universitarios sin el cual no es posible avanzar.
La liberación de la educación superior no en todos los casos exitosa, no constituye la única alternativa para nivelar la cobertura dado el carácter lucrativo y por ende privativo para la mayoría de estudiantes de escasos recursos, para quienes nuestra Tricentenaria representa las oportunidades antes dichas.
Nuestra Universidad, enseña además un curso adicional que muy pocos visibilizan pero del cual muchos aprenden y practican en la vida cotidiana: la escuela de la vida.
Así que hagamos cuentas, mas jóvenes sin acceso a nuestra academia representan un costo más alto que deberá desembolsarse en el futuro y con creces en términos de inseguridad y violencia. La educación superior publica previene estos efectos y representa una alternativa más viable, factible y menos costosa y que no sustrae sino que fortifica el crecimiento y desarrollo del país. El capital por sí mismo no funciona sino existen mentes poderosas que lo alienten, y claro con sentido humano.

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