jueves, 25 de abril de 2013

Drogas ¿genetica de la humanidad?



El uso de las drogas han sido parte del desarrollo de la humanidad: en la antigüedad  se emplearon en las ceremonias con fines mágico-religiosos, luego  con el avance científico tecnológico, algunas contribuyeron al tratamiento de ciertas enfermedades y a la separación de alcaloides, morfina, heroína y cocaína, que también se emplearon como principales psicoactivos en los seres humanos.
Sin embargo otras condiciones asociadas con el modelo económico también favorecieron el consumo masivo que derivaron en los demás problemas que ahora conocemos: primero el  estilo de vida basado en la libertad individual indujo el consumo de droga, luego, la desintegración de los núcleos familiares que condujo al naufragio moral de jóvenes, el stress, una vida ajetreada que separa a los hijos de sus padres, los trastornos psicosociales colectivos derivados de la competitividad, la ausencia de espacios de expresión y desarrollo de las artes e ídolos juveniles adictos admirados por los jóvenes mediante una acertada forma de mercadeo y programas de tv, espectáculos y filmes  que la estimulan subliminalmente
En conjunto, se produjo tal sinergia que  los esfuerzos para controlarla son aritméticamente menores a las consecuencias exponenciales del problema. Tal aumento en el consumo masivo de drogas estimulo la producción de drogas de forma ilegal, fuente principal del enriquecimiento excesivo, con el que prosperaron otro tipo de actividades criminales.
Los esfuerzos para el combate de las drogas han sido motivo de diferentes medidas y propuestas. Desde el control, persecución, penalización hasta la despenalización, muchos de ellos carentes de estudios rigurosos de las causas que lo provocan. El alcohol y el tabaco fueron despenalizados, y no por eso detuvieron las miles de muertes causadas por su consumo, a pesar de los programas de concientización que se hacen.
La despenalización implica una reducción onerosa de beneficios para los productores, pero también se identifican otros desafíos como por ejemplo,  que se legalice en toda la región y  no un solo país, la dosificación de la venta, el impuesto al consumo, la cultura de un consumo responsable, el desmantelamiento de las organizaciones criminales y paralelas, la disminución del consumo en el vecindario norte, las condiciones socioeconómicas excluyentes, la comunicación entre padres e hijos, paternidades y maternidades irresponsables, control natal, control de la programación en tv y cines, pero aun mas, disminución la dependencia económica de las economías subdesarrolladas de tan vigoroso negocio. Sopesar los escenarios futuribles de tales medidas es válido, tal vez la simulación conduzca a una propuesta más integral y de mas impacto.

El oro tras bambalinas



La atracción y ambición por el oro no es nada nuevo, se sabe que la edad de oro inició hace 6 millones de años, antes de nuestra era. En el principio era utilizada como ornamento sencillo en brazaletes, anillos o collares. Todo parece indicar que sus propiedades como la resistencia al fuego,  su brillo perpetuo aun en condiciones adversas y su maleabilidad lo convirtieron en el metal más codiciado, y aun hoy se usan para aludir a parábolas o frases celebres.
Se sabe que los romanos lo emplearon como moneda para el pago de impuestos, el cual era extraído de diferentes partes de Europa y Asia.
Aunque decayó su apogeo industrial entre el siglo V y el VIII, se renueva su explotación y comercio luego de la invasión árabe a Europa. Mas recientemente la historia del oro demuestra que la región de Sur África dominó la producción de oro en el mundo en todo el siglo XX. Entre 1900 a 1979 se extrajeron 36,250 toneladas métricas de oro, lo que representa el 75% del total producido mundialmente.
A la sombra de la explotación minera, emergieron ciudades de invasores que desde Europa llegaron a América para comprobar la riqueza del oro escondida en estas tierras dando lugar a la famosa leyenda entre otras de El Dorado.
Este acontecimiento constituyó el inicio de una era de saqueo y dominio, que dio lugar a sucesos económicos políticos y sociales importantes en América que proveyó de oro a las metrópolis europeas durante el Mercantilismo.
De hecho, durante el siglo pasado, el oro fue instituido como respaldo de las economías del mundo,  determinando una cantidad de oro para fijar el valor de la unidad monetaria.
Sin embargo esta modalidad fracasó debido a los crecientes gastos causados por la Primera guerra mundial que exigió mayores cantidades de papel moneda, sin respaldo en oro. Luego de la Segunda guerra mundial, la conferencia de Bretton Woods crea el Fondo Monetario Internacional y se reimplanta el patrón Oro, el cual estuvo vigente hasta la década de los setentas.
No obstante las amenazas surgidas por la guerra fría y la inestabilidad en África, principal productor de Oro, los intereses geoestratégicos de Occidente frente al poder Soviético, impuso la necesidad de revertir el patrón, para sustituirlo por el papel moneda. Actualmente las reservas monetarias en oro, continúan vigentes, las cuales están resguardadas en los Bancos centrales de cada país y la reserva Federal norteamericana, junto a cierto monto de dólares que varían de país a país.
En los últimos años sin embargo, dada la vulnerabilidad del papel moneda y el alto endeudamiento interno y producción de dólares sin respaldo de la Reserva Federal norteamericana, algunos organismos financieros mundiales han pensado en la posibilidad de retomar el patrón oro.
A la larga, tal posibilidad ha disparado la explotación minera de oro en el mundo, dada su solidez, lo que ha provocado la inflación del metal precioso.
Es decir, acumular oro es más seguro que acumular dólares o euros los cuales se encuentran en franca decadencia y desconfianza.

Hagamos cuentas: la Universidad genera plusvalor




Aunque las Universidades fueron creadas hace no más de mil años, la incidencia y el impacto generado por la fuerza de la enseñanza de las ciencias y la investigación , han contribuido enormemente al desarrollo y crecimiento de las sociedades y las economías.
Esto no hubiera sido posible sin embargo, a no ser por el estimulo recibido en algunos casos por las donaciones de fortunas personales y fundaciones, las corporaciones y por supuesto del Estado. Estudios recientes demuestran la contribución que tales Universidades aportan a la sociedad, especialmente a los grupos mas vulnerables de países en desarrollo.
No obstante, el rol de las Universidades públicas en Latino América ha sido mermado por los recortes de los presupuestos del Estado a partir de la crisis de la deuda externa, comúnmente conocida como década perdida de los 80´s. Se estima que dichas transferencias descendieron entre un 25 hasta un 40%, con un efecto directo en la calidad académica superior.
Gracias a nuestra Universidad pública, estudiantes de escasos recursos han logrado coronar sus estudios e incorporarse exitosamente a nuestro mercado laboral, sea como dependientes o por cuenta propia, lo que a la larga genera ha transferido  plusvalor al Producto interno bruto. Además, cada profesional por cuenta propia genera a la vez uno o más empleos que contribuyen mediante sus sueldos al sostén de cada familia en términos de educación, que también añaden valor mediante un efecto multiplicador importante en diferentes esferas de la economía y la sociedad. El cambio de status económico de nuestros profesionales egresados aunque ha conducido a un cambio de conciencia, constituye otro impacto, que de forma directa añade escalafón social y económico. Una proporción alta de empleados del Estado y del sector empresarial aun esta dominado por profesionales de nuestra Universidad.
La expansión del Alma Mater en su afán de elevar la cobertura y llegar a cada rincón del país tal y cual es su misión requiere lógicamente de un presupuesto adecuado a dicha expansión, especialmente en un modelo de capital en que predomina el dinero como factor determinante para la realización de nuevos proyectos y programas, la ampliación de aulas, docentes y centros universitarios sin el cual no es posible avanzar.
La liberación de la educación superior no en todos los casos exitosa, no constituye la única alternativa para nivelar la cobertura dado el carácter lucrativo y por ende privativo para la mayoría de estudiantes de escasos recursos, para quienes nuestra Tricentenaria representa las oportunidades antes dichas.
Nuestra Universidad, enseña además un curso adicional que muy pocos visibilizan pero del cual muchos aprenden y practican en la vida cotidiana: la escuela de la vida.
Así que hagamos cuentas, mas jóvenes sin acceso a nuestra academia representan un costo más alto que deberá desembolsarse en el futuro y con creces en términos de inseguridad y violencia. La educación superior publica previene estos efectos y representa una alternativa más viable, factible y menos costosa y que no sustrae sino que fortifica el crecimiento y desarrollo del país. El capital por sí mismo no funciona sino existen mentes poderosas que lo alienten, y claro con sentido humano.