El uso de las drogas han sido parte del
desarrollo de la humanidad: en la antigüedad se emplearon en las ceremonias con fines mágico-religiosos,
luego con el avance científico
tecnológico, algunas contribuyeron al tratamiento de ciertas enfermedades y a
la separación de alcaloides, morfina, heroína y cocaína, que también se
emplearon como principales psicoactivos en los seres humanos.
Sin embargo otras condiciones asociadas con el
modelo económico también favorecieron el consumo masivo que derivaron en los
demás problemas que ahora conocemos: primero el estilo de vida basado en la libertad
individual indujo el consumo de droga, luego, la desintegración de los núcleos
familiares que condujo al naufragio moral de jóvenes, el stress, una vida
ajetreada que separa a los hijos de sus padres, los trastornos psicosociales colectivos
derivados de la competitividad, la ausencia de espacios de expresión y
desarrollo de las artes e ídolos juveniles adictos admirados por los jóvenes
mediante una acertada forma de mercadeo y programas de tv, espectáculos y
filmes que la estimulan subliminalmente
En conjunto, se produjo tal sinergia que los esfuerzos para controlarla son
aritméticamente menores a las consecuencias exponenciales del problema. Tal
aumento en el consumo masivo de drogas estimulo la producción de drogas de
forma ilegal, fuente principal del enriquecimiento excesivo, con el que
prosperaron otro tipo de actividades criminales.
Los esfuerzos para el combate de las drogas han
sido motivo de diferentes medidas y propuestas. Desde el control, persecución,
penalización hasta la despenalización, muchos de ellos carentes de estudios
rigurosos de las causas que lo provocan. El alcohol y el tabaco fueron
despenalizados, y no por eso detuvieron las miles de muertes causadas por su
consumo, a pesar de los programas de concientización que se hacen.
La despenalización implica una reducción
onerosa de beneficios para los productores, pero también se identifican otros
desafíos como por ejemplo, que se
legalice en toda la región y no un solo
país, la dosificación de la venta, el impuesto al consumo, la cultura de un
consumo responsable, el desmantelamiento de las organizaciones criminales y
paralelas, la disminución del consumo en el vecindario norte, las condiciones
socioeconómicas excluyentes, la comunicación entre padres e hijos, paternidades
y maternidades irresponsables, control natal, control de la programación en tv
y cines, pero aun mas, disminución la dependencia económica de las economías
subdesarrolladas de tan vigoroso negocio. Sopesar los escenarios futuribles de
tales medidas es válido, tal vez la simulación conduzca a una propuesta más
integral y de mas impacto.•
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