La administración moderna en el contexto de la
globalidad neoliberal, define
competitividad como “la capacidad de una organización para obtener y mantener sistemáticamente
unas ventajas comparativas que le permiten alcanzar, sostener y mejorar una
determinada posición en el entorno socioeconómico en que actúa”.
El término de competitividad hace referencia a
las capacidades institucionales y de los recursos humanos para alcanzar las
metas y objetivos frente a sus adversarios, todo con el único propósito de
abarcar mayores porciones del mercado y por ende elevar sus ganancias, basado
en su ventaja comparativa, es decir en lo que mejor se especializa.
Especializarse en una rama por tanto requiere
de la constante innovación de sus mandos directivos y medios, mediante retroalimentación
y capacitación constante.
Significa anticiparse a los acontecimientos y
establecer tendencias y escenarios futuribles para abarcar las ramas en que se
está capacitando. Comprende también el conocimiento de su recurso humano,
desarrollo de sus valores como la responsabilidad, honestidad y justicia pero, congruentes
con la actitud y la proyección de la institución.
Ser competitivo presume abandonar las prácticas
abusivas de supervisión y control que solo estimulan actitudes individualistas
que a larga deterioran las relaciones interpersonales en detrimento de los
objetivos, y en su lugar desarrollar habilidades de trabajo en equipo. Competir
también significa posicionar a la institución frente a la sociedad con sentido
de confianza en virtud de su solidez, calidad de servicio y beneficios.
En la medida que se aprecie y valore el
desempeño y rendimiento del personal, el éxito institucional y empresarial será
directamente proporcional a su competitividad.
Los estados anímicos del personal deben ser
evaluados y atendidos oportunamente, las personas deprimidas predisponen a la
falta de compromisos y alcance de metas, por tal razón los departamentos de
recursos humanos deben atender estos indicadores mediante baterías de pruebas
constantes para identificar sus causas y estimular la inteligencia emocional de
su personal.
Ser competitivo representa también la empatía
entre los mandos superiores y medios con su recurso operativo, reconocer
públicamente los logros contribuyen a mejorar la estima colectiva y por ende
institucional.
Todo en conjunto interna y externamente, deber
ser considerado para alcanzar la competitividad con sentido humano, por cuanto
los empleados establecen nuevas relaciones con sus pares en su espacio de
trabajo por lo menos, una tercera parte
del día.•
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