La importancia del magisterio se desprende del
protagonismo político ejercido desde su creación a la fecha, puesto que el
movimiento magisterial ha gozado de mucho aprecio y convocatoria, y no es para menos, la
educación de un país tiene en el fondo un sentido político y económico y por
ende su currículo, contenidos y pensa se
diseñan en función de tales propósitos.
Por ejemplo, durante la colonia, la educación
no era más que privilegio de los peninsulares, criollos o mestizos de buena
posición. La Universidad de aquel entonces formaba abogados, curas y abogados para
tres fines: proteger las propiedades expropiadas por la corona y los colonos,
evangelizar a los esclavos y cuidar de la salud de los colonizadores y sus
descendientes.
Los países capitalistas en su momento, con el
devenir de las ideas liberales, se dedicaron a educar en competencias en apoyo
a las diferentes ramas de la economía. Las reformas educativas durante el
gobierno de Mariano Gálvez, así lo demuestran, De hecho, durante el periodo de
la Revolución Liberal, encabezada por García Granados, se formaron cuadros
profesionales en apoyo la construcción de la infraestructura requerida para la expansión
de la caficultura. En otros periodos como los de Carrera y Ubico, la educación
se estancó, se ignoró, especialmente con el fin de contar con fuerza de trabajo
barata, que estuviera en condiciones de esclavizarse: indígenas y pobres fueron
los mas expuestos. La revolución de octubre, privilegió la educación, durante
el gobierno de Arévalo se crearon las escuelas normales y rurales que tenían como
propósito formar maestros críticos, oficiosos, que se desempeñaran en sus
propias comunidades mediante un programa educativo integral. La Universidad de
San Carlos obtuvo su autonomía y las carreras empezaron a diversificarse en
función de las exigencias del modelo económico y político de la época. Una vez
tumbado el proyecto en 1954, se suprimieron todos los proyectos sociales,
incluida la reforma agraria; nuevamente la reforma educativa retrocede y repuntan
mas los índices de extrema pobreza y exclusión. La fuerza de trabajo sin
calificación, vuelve a esclavizarse en las plantaciones de café, algodón y
banano. Más tarde, durante los ochentas, la oleada globalizadora del
pensamiento liberal, impuesto a la fuerza, incorpora sutilmente programas educativos
incluso no formales con el propósito de disuadir y convertir a la fuerza de
trabajo en sujetos de apoyo al pensamiento liberal basado en el desarrollo de destrezas
mediante un enfoque que induce la competencia salvaje y el ego individualista.
El número de colegios tipo garaje se expanden y otras universidades privadas
ofertan carreras que se enfocan en el desarrollo del pensamiento capitalista
extremo: haz el mal y no mires a quien. La multiplicación de establecimientos
educativos llegan al extremo de ofertar mas de 400 carreras de diversificado de
manera tan arbitraria que no responden sino a coyunturas y modas. No obstante
la informalidad crece hasta un 75%, una tasa baja de jóvenes se emplean sin prestaciones
en trabajos extenuantes, sin la posibilidad de continuar sus estudios. Se
implementan aunque de manera sutil, los empleos flexibles, caracterizados por
la supresión de prestaciones (aguinaldo, bono 14) y se paga por destajo. Rápidamente
crecen los sub-empleos y las profesiones
subutilizadas (cargos por debajo del nivel profesional). La educación una vez más
no responde al modelo de desarrollo sino a las necesidades del mercado
omnipotente, el cual para acrecentar las ganancias solo emplea una pequeña
proporción de trabajadores.
En nuestro país, entre los estratos pobres a
los hijos se les exige lectura y escritura, habilidades aritméticas, el sexto
grado y en el mejor de los casos el diversificado. Menos del 1% de jóvenes en
edad universitaria acceden al nivel superior y concluyen sus profesiones.
En estas condiciones en que la educación es una
necesidad vital para la sobrevivencia, en medio de carencias y limitaciones de acceso,
se propone la reforma magisterial como la panacea, que sin mayor rigor de análisis
crítico, se impone, asegurando que mejorará el desempeño y la calidad de la
educación.
Entonces,
¿Por qué la oposición a la reforma magisterial, en particular?
Al menos tres aspectos explican esta reiterada
rebelión:
·
El
costo de las familias para una carrera de mayor duración. Muchas familias por
su condición social no tienen la capacidad para continuar apoyando
económicamente a sus hijos hasta por cinco años.
·
Los
objetivos de fondo del currículo producto de la reforma, responden mas la
preparación de maestros autómatas, irreflexivos y sin mística.
·
La
exclusión de los actores interesados, en la elaboración del contenido de la
propuesta, no necesariamente responde a las necesidades de un modelo de
estudiante con criticidad y creatividad.
·
La
creación de un técnico universitario, debe contar con la opinión rigurosa de la
USAC, en cuanto es la rectora de la educación superior estatal.
Finalmente, la reforma propuesta no garantiza
un empleo, más de la mitad de los maestros actualmente no cuenta con uno, o en
el mejor de los casos se conforman con un subempleo, por lo que en el fondo no
se inscribe en un modelo humanista, sino preparador de mentes dispuestas a
asimilar las injusticias del mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario