jueves, 11 de octubre de 2012

El trasfondo de la reforma magisterial



La importancia del magisterio se desprende del protagonismo político ejercido desde su creación a la fecha, puesto que el movimiento magisterial ha gozado de mucho aprecio y convocatoria, y no es para menos, la educación de un país tiene en el fondo un sentido político y económico y por ende su currículo,  contenidos y pensa se diseñan en función de tales propósitos.
Por ejemplo, durante la colonia, la educación no era más que privilegio de los peninsulares, criollos o mestizos de buena posición. La Universidad de aquel entonces formaba abogados, curas y abogados para tres fines: proteger las propiedades expropiadas por la corona y los colonos, evangelizar a los esclavos y cuidar de la salud de los colonizadores y sus descendientes.
Los países capitalistas en su momento, con el devenir de las ideas liberales, se dedicaron a educar en competencias en apoyo a las diferentes ramas de la economía. Las reformas educativas durante el gobierno de Mariano Gálvez, así lo demuestran, De hecho, durante el periodo de la Revolución Liberal, encabezada por García Granados, se formaron cuadros profesionales en apoyo la construcción de la infraestructura requerida para la expansión de la caficultura. En otros periodos como los de Carrera y Ubico, la educación se estancó, se ignoró, especialmente con el fin de contar con fuerza de trabajo barata, que estuviera en condiciones de esclavizarse: indígenas y pobres fueron los mas expuestos. La revolución de octubre, privilegió la educación, durante el gobierno de Arévalo se crearon las escuelas normales y rurales que tenían como propósito formar maestros críticos, oficiosos, que se desempeñaran en sus propias comunidades mediante un programa educativo integral. La Universidad de San Carlos obtuvo su autonomía y las carreras empezaron a diversificarse en función de las exigencias del modelo económico y político de la época. Una vez tumbado el proyecto en 1954, se suprimieron todos los proyectos sociales, incluida la reforma agraria; nuevamente la reforma educativa retrocede y repuntan mas los índices de extrema pobreza y exclusión. La fuerza de trabajo sin calificación, vuelve a esclavizarse en las plantaciones de café, algodón y banano. Más tarde, durante los ochentas, la oleada globalizadora del pensamiento liberal, impuesto a la fuerza, incorpora sutilmente programas educativos incluso no formales con el propósito de disuadir y convertir a la fuerza de trabajo en sujetos de apoyo al pensamiento liberal basado en el desarrollo de destrezas mediante un enfoque que induce la competencia salvaje y el ego individualista. El número de colegios tipo garaje se expanden y otras universidades privadas ofertan carreras que se enfocan en el desarrollo del pensamiento capitalista extremo: haz el mal y no mires a quien. La multiplicación de establecimientos educativos llegan al extremo de ofertar mas de 400 carreras de diversificado de manera tan arbitraria que no responden sino a coyunturas y modas. No obstante la informalidad crece hasta un 75%, una tasa baja de jóvenes se emplean sin prestaciones en trabajos extenuantes, sin la posibilidad de continuar sus estudios. Se implementan aunque de manera sutil, los empleos flexibles, caracterizados por la supresión de prestaciones (aguinaldo, bono 14) y se paga por destajo. Rápidamente crecen los sub-empleos  y las profesiones subutilizadas (cargos por debajo del nivel profesional). La educación una vez más no responde al modelo de desarrollo sino a las necesidades del mercado omnipotente, el cual para acrecentar las ganancias solo emplea una pequeña proporción de trabajadores.
En nuestro país, entre los estratos pobres a los hijos se les exige lectura y escritura, habilidades aritméticas, el sexto grado y en el mejor de los casos el diversificado. Menos del 1% de jóvenes en edad universitaria acceden al nivel superior y concluyen sus profesiones.
En estas condiciones en que la educación es una necesidad vital para la sobrevivencia, en medio de carencias y limitaciones de acceso, se propone la reforma magisterial como la panacea, que sin mayor rigor de análisis crítico, se impone, asegurando que mejorará el desempeño y la calidad de la educación.
 Entonces, ¿Por qué la oposición a la reforma magisterial, en particular?
Al menos tres aspectos explican esta reiterada rebelión:
·         El costo de las familias para una carrera de mayor duración. Muchas familias por su condición social no tienen la capacidad para continuar apoyando económicamente a sus hijos hasta por cinco años.
·         Los objetivos de fondo del currículo producto de la reforma, responden mas la preparación de maestros autómatas, irreflexivos y sin mística.
·         La exclusión de los actores interesados, en la elaboración del contenido de la propuesta, no necesariamente responde a las necesidades de un modelo de estudiante con criticidad y creatividad.
·         La creación de un técnico universitario, debe contar con la opinión rigurosa de la USAC, en cuanto es la rectora de la educación superior estatal.
Finalmente, la reforma propuesta no garantiza un empleo, más de la mitad de los maestros actualmente no cuenta con uno, o en el mejor de los casos se conforman con un subempleo, por lo que en el fondo no se inscribe en un modelo humanista, sino preparador de mentes dispuestas a asimilar las injusticias  del mercado.

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